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Adiós 2018. ¡Hola 2019!

Ahora que el año va llegando a su fin, es el momento para hacer balance de todo lo ocurrido durante estos doce meses. Nunca he sido muy entusiasta de hacer este tipo de cosas, de hecho siempre que llega esta época intento no meterme demasiado en facebook porque todo esta lleno de repasos de años, de agradecimientos,… tanto que los aborrezco.

Al final, eso de escribirlo en mi blog me resulta como algo más íntimo y personal que una red social y ha hecho que me anime a ello. Eso sí, aviso de que aquí no encontraréis propósitos para el nuevo año. Nunca he sido muy de ellos. Demasiada presión y retos nos ponemos a nosotros mismos como para aumentarla con nuevos objetivos.

2018 ha sido un año de muchos aprendizajes personales, de nuevos retos e ilusiones. Un año un poco desordenado, pero que me ha servido para tener más afianzados mis objetivos, para aprender a poner cada cosa en su lugar.

Puedo decir que he hecho fotos a rabiar y que, por fin, no solo ha sido como un hobbie. ¡Nunca imaginé que podría dedicarme a lo que más me gusta!

Lo mejor de todo es que durante este año he abierto bien los ojos para poder deshacerme de cosas que no merecían la pena y de darle valor a todo lo bueno que me rodea, sobre todo a personas que ya llevan un tiempo en mi vida pero que han hecho que este año sea maravilloso.

Siento que el 2019 será aún mejor y al que no le voy a dedicar ningún propósito, pero si que me voy a dedicar esos pequeños momentos que me hacen más feliz: hacer un curso de fotografía o de lettering, dedicarle más tiempo a la cocina, leer cada noche un ratito, seguir sumando kilómetros andando por parques naturales, hacer muchas fotos, pasar tiempo con la gente que quiero, desestresarme haciendo running, planear algún viaje,… y sonreír y que todo te sonría.

2018 gracias por tantas muestras de cariño de gente a la que quiero. Por tus bajones, porque gracias a ellos me he hecho más fuerte y con ello, más feliz. Gracias por los encuentros en San Sebastián, por hacerme sentirla como mi segunda casa. Por los atardeceres en las playas de Cádiz, por el queso payoyo y por recorrer los pueblos más bonitos de España. Por los compañeros de trabajo que tengo, por dejarme sentirlos como de mi familia. Gracias por darme la oportunidad de hacer muchas fotos y de aprender cada día de ello, sin duda quien lucha por algo, al final lo consigue. Gracias por hacer que me quiera un poquito más. Por los pintxos de foie, el adobo, la sidra, las tostadas y los nachos con queso compartidos con él. Gracias por los momentos que me has regalado con mi familia y porque la operación de mi padre saliera bien, ¡ya está subido a su bicicleta! Por motivarme con el running y encontrar mi momento para liberar el estrés. Por seguir trabajando en lo que más me gusta. Por ponerme a prueba de vez en cuando, ¡qué bien sienta para seguir aprendiendo! Y, sobre todo, por no perder la ilusión en cada cosa que hago y siento.

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